Noticias de Aquél

El problema de Aquél siempre fueron las mujeres. Lo perdió todo por ellas. Si te tomás una chibola de mixta, te cuento la historia. Seño, regáleme dos chibolas. ¿Cómo así que no? ¿No me digás que seguís con esos tus mates de abstemio, vos Maurice? ¿Una coca cola? Paqué vergas. Entonces tráigame sola una mixta, seño. Y la coca cola. Mire, y unas boquitas de revolcado. ¿Comés revolcado o también le hacés el feo? Nada te gusta. Seño tráigale al canchito unas tostadas con frijol. ¿O ni eso hartás?

Bueno. Como sabés a Aquél lo conozco desde hace rato, desde que éramos chavitos. Le conozco todos los pecados, al serote. No lo estoy juzgando: yo tengo los míos. Todos tenemos nuestros pecados. A saber cuántos en este bar han hecho peores cosas que él. Parecen empleados de finanzas pero a lo mejor son psicópatas, los pisados. Peráme, allí viene la cocacola y la chibola. Gracias seño. Mire, de una vez tráiganos otras tostadas, pero esta vez con guacamol, hágame la campaña.

Pues fijáte vos que Aquél de chavito era todo abnegado y católico. Puta, si Aquél era de familia de bien, como vos. Que después te hayas vuelto adicto y poeta es otra mierda. En el Liceo Aquél era el más cabrón. La clase de pisados que sacan las mejores notas en todo. Hasta el día que descubrió eso de tocarse. Allí se fue todo al traste. Se metía a los baños del liceo a echarse las pajas. Le pelaba la verga. Le entró grueso a eso de la masturbación. Dicen que esos adictos al sexo son así porque los abusaron de patojo. ¿No que ponen marimba en este lugar? Te encargo.

Luego Aquél entró a la Universidad. A la facultad de medicina. Como te dije, Aquél era bien listo. Él pudo haber sido el más cabrón de su clase. Pero empezó a salir con traidas y más traidas. Y luego empezó a ir donde las putas. Sólo en prostíbulos se mantenía. ¿Cómo decís? Cabal, ni Charlie Sheen. Ya no pudo seguir con sus estudios, ni modo.

¿Vos sabés que aquí vino el Ché a chupar en su tiempo? A lo mejor se vio en ese mismísimo espejo que tenés enfrente. Y se sentó en alguna de estas sillas de madera. Y Asturias. Asturias es señor escritor, no como ustedes, que sólo cagadas escriben. Qué huevos que les publiquen todas sus muladas.

Pero te estaba contando. Pues fijáte que me lo encontré hace como dos años en el Picadilly de la sexta. Estaba hecho una mierda el pisado. Lo invité a una pizza; me la aceptó. Y nos la pasamos bien. Si Aquél siempre fue de a huevo. Yo lo quiero un vergo. Lo que pasa es que lo pisaron las hembras. A saber cómo no murió de sida, el verga. Pues me contó todas sus historias, sus tragedias. Triste, vos, bien triste. Yo le hablé de Dios, baa. Porque aquí donde me ves chupando y la gran puta, yo sí creo en el Señor. ¿Cómo putas querés ser hombre de bien sin la ayuda del Altísimo? No se puede. Pues allí le estuve habla que te habla de la misericordia de Jesús. Tu madre, le dije a Aquél. Fijáte pues. Como sos de mula. Estás en la mierda. Por la gran puta. Aguas, le dije.

¿Tiene picado de rabano, seño? ¿No querés un churrasquito, vos? ¿Una tu mixta? ¿Qué sos vegetariano? A la gran puta: no chupás, no comés: ¿qué putas hacés? A mí la verdad sí me gusta el guaro, para qué te voy a dar pajas. A veces me vengo aquí al pasaje Rubio, que es donde venía mi papá a comer palomitas asadas. Las vergüenzas que me hacía pasar el viejo serote. Pero lo entiendo, porque a mi gusta la bebetoria también, peor ahora en época de Navidad, Dios guarde.

A Aquél eso del guaro nunca le gustó, fijáte como es esa onda. Pero las chavas. Jaydios. Fueron su perdición. De todo le pasó. A veces lograba ordenarse un par de meses, luego volvía a las andanzas. Fijo que es una enfermedad. Le rompió el corazón a un montón de niñas. Y como tenía casaca. Y era medio bien parecido, el serote. Se metía a la USAC, a perseguirlas. Y también le daba por la pornografía. Peor cuando llegó el internet. Se lo llevó la gran puta. Pero lo peor es que ya no podía salir podía salir ni de noche ni de día sin parar en un putero. Todo su sueldo se le iba en eso. Hasta dos mil varas diarias se gastaba. Terminó con esas viejas rascuaches de la línea, que te la maman y talvez ni dientes tienen. Una promiscuidad de la gran puta. Empezó a meterse grueso con mara igual de enferma que él. Solo depravaciones y mierdas raras. Hasta con travestis fue a dar. Ya ves que al final así es con esa mara, ya no sabe distinguir ni mierda. La policía lo agarró una vez en la calle, cuando le estaban chupando la paloma.

A huevos vinieron los clavos. Lo verguearon un montón de veces. Cuánto marido no lo vergazeó. Casi lo matan. Ya te imaginás. Una vez casi lo linchan unos vecinos de una escuela de aquí el Centro Histórico, por andar viendo colegialas. Perdió un montón de trabajos. Se salía a media mañana del brete, para ir a chimar. Una obsesión por coger. Cuando lo vi en Picadilly me decía, el pisado: “Yo solo veo culos y anos por todas partes”. Así me decía. Hay mara así. Insaciable.

Y aparte perdió sus dos matrimonios. Buenas mujeres. Una chatías bien chulas, vos. Y un resto de parejas. Todas lo mandaron a la mierda. Por toda esa onda de la infidelidad. Ya sabés, las mentiras, las promesas… ¿Vos sos casado? Pues Aquél dejó larva por todos lados. Hijos regados en Huehue, en Barrios, en Xela…

No conozco a otro serote que haya abusado más mujeres que él. Hasta llegó a violar una chava llamada Zully. Ah, fue un clavo de la gran puta. Y a saber si habrá tocado a algún niño. Como uno no sabe…

Lo peor es que se comenzó a apartar, ya no se dejaba ver... Terminó deprimido, una culpa maldita… Seño, tráigame un pichelito… Después te vas a dejar de huecadas, y vamos a pedir un Insuperable, vos Maurice. ¿Ya probaste el Insuperable de aquí? Mano, otro nivel, eso sí es lujo. Y unas papas con mayonesa…

Fijáte que ese día de Picadilly, Aquél me contó que se juntó por primera vez con una su hija, que no conocía, y con su nieto, que tampoco. La patoja necesitaba dinero, para su hijo, que le nació mulita. Y ya en la necesidad llamó a Aquél. Y Aquél feliz de hacer algo bien en la vida, después de tanta cagada. Y se juntaron en un Pollo Campero.

Al principio todo bien. Fue un encuentro conmovedor y toda la casaca. Lágrimas se derramaron. Él se sintió feliz. Ella le contó sobre la condición de su hijo, que tiene autismo, fijáte vos. El nene se quedaba viendo el techo, totalmente ido. Ya ves que esos patojos ni hablan, son bien retraídos, aunque dicen que son bien listos. Él le dio el pisto –que por suerte no se había ido a gastar en putas, como era su costumbre–. Y le sacó al patojo un carrito que le había comprado. No mirás que el ishto empieza a gritar como que lo estuvieran matando. Así son los autistas. Luego se calmó.

Pero después Aquél se cagó en todo. Porque empezó a verle las chiches a la mesera de Campero. Y se trabó, el serote. Y me decía Aquél, todo abochornado: “...te juro vos que yo quería escuchar a mi hija, pero no podía dejar de ver a la que nos estaba atendiendo, que estaba bien rica; y enfrente de mi hija le pregunto a la mesera que si quiere venirse conmigo después del turno...”.

Como era de prever, la hija se puso como la gran puta. Se paró y se fue a la verga, con todo y patojo. Pobre Aquél.

No te voy a hacer más larga la historia, fijáte que en la Navidad de hace un año, lo encontraron en un apartamento aquí en el Centro, desnudo y muerto. Tenía una bolsa de nylon alrededor de la cabeza. A saber si lo mataron. También se habló de una cosa que se llama “asfixia autoerótica”, no sé si conocés esa onda. Igual que aquel chino serote que salía en la serie de Kung Fu... Pues a saber, a saber…

A mí hablar de Aquél siempre me pone triste. Si Aquél era de a huevo… Lo que pasa es que lo pisaron los culos…
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