Estas malditas series me están hartando viva

Mi nombre es Sara Equis, y se puede decir que soy adicta a las series de televisión, que soy estudiante de Ciencias de la Comunicación, que mi Viejo tiene alzheimer, que cada cierto tiempo se me escapa de la casa, lo cual no deja de ser irritante, hilarante, neurodegenerativo y cómo ahueva.


1 y 12 y 2013

Soy una fanática sin reserva de las series que la industria audiovisual estadounidense produce. Si alguien se preguntara cómo consigo todas estas insignes series, yo le respondería que es gracias a mis habilidades pirático–internéticas, pero que además tengo un pusher/dealer de pelis que es la pura tos. A veces voy a ver series a la casa de mi primo Ricardo, porque tiene un satélite muy chilero, el muy cabrón, pero siempre me quiere meter mano, el muy coche, lo que es indicativo de que en esta familia corre la patología parejo. A veces hasta el Viejo me quiere meter mano –pues la mayor parte del tiempo ya no me reconoce y ya no sabe que soy su hija.      

Estas malditas series me están hartando viva. Hace mucho tiempo que no tengo sexo. Pero cómo se compara un orgasmo con el capítulo final de BREAKING BAD.          


2 y 12 y 2013

Ayer soñé con Don Draper; vestía de sacerdote; me decía que había dejado de fumar y que tenía alzheimer.

Leía yo un artículo la otra vez que decía que los hispanos corremos más riesgo de tener alzheimer. Llegaré a anciana, sin esposo, sin hijos, y el cerebro mierda se me irá apagando, como le ocurrió a mi Viejo, a quien ahora me toca cuidar. Procuro que siga su rutina, pero siempre tiene un modo de pasarse la rutina por el asterisco.

Por mi parte, siento que no estoy habilitada para peinar su cabellera encanecida, y para darle de comer, más cuando se pone necio.

Prefiero por mucho ponerme a ver un capítulo de la ya prácticamente acabada TREME, alguna miniserie que tenía pendiente tipo HATFIELDS & MCCOYS, o bien, simplemente, LOS SIMPSON. Nado entre los horarios del cable local. Eso sí, esquivando realitys y telenovelas (ugghh) porque soy una televidente con clase.

Yo soy de las que deja de ir a la U por quedarse viendo un capítulo perdido de TWIN PEAKS. ¿Qué puedo decir? Estoy más rota que nuestro sistema de justicia.


3 y 12 y 2013

El Viejo (serote) se ha escapado. Pero no pienso ir a buscarlo ahora. Estoy ocupada viendo NURSE JACKIE. A mi gata también le gustan las series, y en especial le gusta George Clooney en aquella serie del pasado llamada ER. A veces me acompaña cuando reveo algo de LOST, e incluso ha mostrado cierta afinidad por STAR TRECK. Me consta que está obsesionada por Betty Draper y por MAD MEN, aunque algunas temporadas de la serie las juzga, no chafas, pero sí inferiores.

Estoy engordando, mi pelo está grasoso, no he tenido sexo en mucho tiempo.

Salgo a buscar al Viejo, lo encuentro con la pichilina de fuera, meando en el jardín del edificio. Es completamente su estilo. Hace unas semanas lo hallé desnudo en la pasarela de Próceres.


4 y 12 y 2013

Como tarea de retranca de una clase de estilística, pacté lo siguiente con el catedrático: hacer un diario sobre mi gran amor a las series televisivas, durante un entero mes. Es eso o echarme la clase.

Y lo que puedo decir es que a veces, por ver tele, no me paro del sofá en tres días, salvo para necesidades extremadamente básicas. Despierto, prendo el televisor, le doy de comer al Viejo, pongo un devedé viejo de THE WIRE, paso a SPARTACUS, voy al baño, me pongo más retro con SEX AND THE CITY, etc.
           

5 y 12 y 2013

Mi cuata Tiki me enganchó con esto de las series, y ahora me reclama que por qué no salgo más. Lo cuál despierta en mí una rabia asesina, una rabia asesina de asesina teleserial.

Mi vida toda se la debo a HBO, a FOX, a FX, a WARNER, a SHOWTIME.

Se la debo a los guionistas de televisión, esos héroes patriotas que no se ofuscan y teclean montados en un caballo majestuoso de argumentos infinitos.

Se la debo a los personajes rotos de esas series que hacen mi vida rota más encantadora.   

Se la debo, sin más, a GAME OF THRONES.

Hoy, dicen, ha muerto Mandela.

Y a mí que todavía no me pasa la muerte de James Gandolfini.
           

6 y 12 y 2013

Pasó el dealer de series a la casa; le ofrecí un café. Me trajo devedés de las siguientes:

HOMELAND.

LOUIE.

ORPHAN BLACK.

DRACULA.

ELEMENTARY.

Entre otras.
           
Alguien podría preguntarme que por qué tan alienada y solo gringadas. Y yo le respondería que en Gringolandia es donde se cocina la cosa, y que a mí esos pudores castizos me la pelan por completo.
           
Por otro lado, no es cierto que solo gringadas: en mi gaveta de devedés encontrarán obras audiovisuales como CAPADOCIA, MANDRAKE, EPITAFIOS.
           
El pusher partió de mi casa con billetales.
           
Estas malditas series me están hartando viva.
           
Creo que entré en depresión, cuando terminó BREAKING BAD.
           
Saco a pasear el Viejo por el barrio.
           
El rating soy yo.


7 y 12 y 2013

Se me volvió a escapar el Viejo, como a eso de las 3.00. Procuré usar mis poderes de clari–televidente, pero me fallaron. Le cayó puteada cerval al recepcionista, que tenía y tiene instrucción de no dejar ir al Viejo.
           
Y yo que tenía planeado ver un capítulo de THE WALKING DEAD, dos de ALMOST HUMAN, y tres de MASTERS OF SEX.            
           
Ni modo.
           
Fui a buscarlo a todos lados. Lo busqué por caso en el bar en donde a veces se pone bien a pichinga. Se olvida de todo, el Viejo cabrón, pero no se olvida del bar, porque además de tener alzheimer es alcohólico, y a menudo lo encuentro allí con sus amigotes, que seguro también tienen alzheimer, pues nunca me reconocen y siempre me quieren meter mano, siendo igualmente de coches que mi primo Ricardo. En el mentado bar me encontré a Quique, quién estudia conmigo ciencias de la comunicación, y que trabaja en un diario de importancia, a diferencia de esta servidora que no labora porque está demasiada sumergida en el universo de la televisión serial. Quique me gusta, y a lo mejor podríamos tener sexo un día. Me invita una cerveza, se la acepto, hablamos un rato, pero luego me recuerdo del Viejo, y sigo buscándolo.
           
No es la primera vez que el Ruco se fuga ni será la última. Por fin lo encuentro, como a esos de las 6.15 pm, frente a una fogata (hoy es la Quema del Diablo) en una de las calles cercanas al edificio.
           
Me lo llevo de vuelta al departamento, en donde me pongo a comer papalinas y ver FRINGE, THE BLACK LIST, además de alguna repetición de un drama legal cuyo nombre ahora se me escapa (es seguramente el incipiente alzheimer).

He tratado de dejar las series, pero es que el hábito no me deja él a mí. Tengo un alien en el encéfalo que es adicto a ellas. Hace muchos años traté de recortar ingenuamente mi tiempo de consumo de tele, pero LA FEMME NIKITA y OZ me llamaron pronto de vuelta.


8 y 12 y 2013

Nadie sabe lo que es cuidar a un enfermo de alzheimer. Que el viejo se bañe, que coma, que haga un poco de ejercicio, que vaya al baño, son retos increíblemente difíciles.

¿Por qué nadie hace una serie cuyo personaje principal tiene alzheimer?

¿O será que ya la hicieron, que ya la vi, que ya la olvidé?

¿Será que tengo alzheimer y no me he dado cuenta?

El Viejo se ha escapado por la tarde.

¿Dispongo de energía para buscarlo? No, pero lo busco, y lo encuentro en el parquecito que está al lado de la casa, y donde la gente se ha hacinado a contemplar las luces Campero.

Terminé viendo las luces Campero con mi Viejo, y me parecieron un fiasco.

Y las luces nos vieron a mi Viejo y a mí, y les parecimos un fiasco a ellas.  

A esta misma hora están todos los mamones viendo el espectáculo de fuegos artificiales en el Campo Marte.

–Vamos vos –le dije al final al Viejo, con voz rota.

El Viejo no sabía quién era yo, pero se vino conmigo.

Este monarca ya no es el de antes.
           
Está muy desorientado.
           
Nudos neurofibrilares, etc.
       
Ya en el departamento, me pongo a ver TWILIGHT ZONE, porque me estoy sintiendo pisadamente clásica. 
           

9 y 12 y 2013

Solo las series pueden relajarme un poco de toda esta ansiedad que me produce mi Viejo. A veces veo tutorials sobre alzheimer y me pongo a llorar, y recuerdo a mi madre, hoy muerta.

El Viejo se pone a reír sin motivo: es una carcajada terrorífica, nacida de una profunda rotura neuropsicológica.

No tengo vida social.

No tengo sexo.

Cuando no estoy delante de la tele, presento persistentes sudoraciones, ganas de vomitar, tiemblo un poco.

Por fortuna tengo THE AMERICANS. Tengo SONS OF ANARCHY. Tengo AMERICAN HORROR STORY.


10 y 12 y 2013

A lo mejor soy yo quien está metida en la tele de plasma de alguien más. De alguien más que, con el control remoto, me observa a mí observar series tipo THE MENTALIST. A lo mejor es otro quien está viendo a Sara Equis, adicta teleserial, que no ha tenido sexo en un chingo de tiempo, que a veces se decepciona de algunos finales de series, y cuyo padre tiene problemas cognitivos serios.
           

11 y 12 y 2013

A lo mejor Dios es un guionista que fuma y fuma y que no para de teclear en su laptop historias para series que empiezan y acaban sin cesar.


12 y 12 y 2013

Esto de ser teleadicta es peor que estar enganchado al Krokodil. Si pudiera ver cinco narrativas televisivas al mismo tiempo lo haría. ¡Oh Dios mío dame el poder del desdoblamiento! Mi rostro, sin embargo joven, luce deformado por los fogonazos nocturnos del televisor. Estas malditas series me están hartando viva.

Llevo a mi padre de visita al Doctor.

Cuando termina una serie me pongo a ver otra.

La sala de espera, en este edificio de clínicas médicas, es como tener una resaca de mil botellas de Quetzalteca Especial: una experiencia ominosa.               
           
No soy melindrosa: me gustan toda clase de series, en múltiples canales.
           
Finalmente nos pasan al consultorio del Doctor.
           
El control remoto y yo tenemos un romance perpetuo.
           
El Doctor, que se parece un poco a Sheldon, revisa al Viejo, me hace preguntas.
           
Veo 32 horas de series a la semana, por lo menos.
           
A huevos el prospecto del Doctor es desalentador. Lo escucho a medias, porque estoy pensando en que, cuando vuelva a casa, pondré un capítulo de BOARDWALK EMPIRE.
           
O quizá algo de MODERN FAMILY. Incluso, si me siento de humor, ONCE UPON A TIME.
           
El Doctor me dice que ponga a bailar al Viejo, que le hará bien. Salimos del consultorio. Extraño cuando mi Viejo me decía mija. Cuando bailábamos, y me decía mija.          


13 y 12 y 2013

También veo series en el cable, pero no es lo mismo; vienen con retraso, o no vienen. De momento, no tengo satélite fino como el verga de mi primo: no podría costearlo (ahora que el Viejo está enfermo, el pisto ya no es el de antes).
           
El día de hoy, he tenido que ir a la Universidad, por papeleo.
           
Fue todo como estar en un capítulo de SEINFELD.
           
Pero volví, y me puse a ver a un hermoso Jonathan Rhys–Meyers en DRACULA. Ven y tómame, de una televizada vez.
           

14 y 12 y 2013

El viejo me dejó una nota: que se iba a la zona 1, a ver la nieve. Pensé que era otra de sus delirios, pero luego recordé que nuestro queridísimo Alcalde, que también tendrá alguna condición senil, puso nieve en el Parque Central, como parte de su agenda delirante de políticas edilicias. Allí encontré a mi Viejo, dándose riata con un cuate de Emetra.   
           
Esperando con ansias que TRUE DETECTIVE entre en la programación.


15 y 12 y 2013

Me he quedado sin series y el cable solo anuncios es, y la pantalla me mira oscuramente. Los síntomas se presentan: escalofríos, vómitos. Necesito llamar a mi pusher ipso facto y comprarle nuevos devedés. Estoy entrando en la frikeidad televisiva, en la pura pálida teleserial. Estas malditas series me están hartando viva y el olvido se está comiendo a mi padre. En 2050, 135 millones de personas tendrán alzheimer. Yo cuido de mi padre, pero ni siquiera me puedo cuidar a mí misma.

Le he pedido a mi pusher que me traiga las primeras temporadas de GIRLS. Entre otras cosas.


16 y 12 y 2013

No encuentro a mi viejo. Le pregunté al señor de mantenimiento del edificio si lo había visto. Me dijo que no. En ese momento, recordé una broma que vi en MOM, me puse a reír.


17 y 12 y 2013

No encuentro a mi viejo. La casa está hecha una mierda. Sara Equis está hecha una mierda. Tengo puesto THE WALKING DEAD.


18 y 12 y 2013

No encuentro a mi viejo. Salgo a buscarlo nuevamente. Me llevo conmigo, como un amuleto, el control remoto. ¿Qué haría en mi situación Norman, de BATES MOTEL?


19 y 12 y 2013

Aún si estoy pasando por graves problemas económicos, he reanudado mi suscripción a NETFLIX (que había cancelado por razones de salud mental). Un completo extraño me llama, para decirme dónde está el Viejo (al parecer encontró mi número de celular en su billetera). Me dice que lo encontró descarriado en una esquina de su barrio. Me dice que me lo devuelve si le pago dos mil varas, que por supuesto no tengo. Mientras formulo un plan, veo TOP OF THE LAKE. ¿Qué haría DEXTER, si estuviera en mi lugar? ¿Qué haría Tony de LOS SOPRANOS, exactamente?


20 y 12 y 2013

Estas malditas series me están hartando viva. He armado una maratón teleserial de THE GOOD WIFE, combinado con algo de NASHVILLE.


20 y 12 y 2013

Estas malditas series me están hartando viva. Me llama el extraño para decirme que si no le consigo el dinero para mañana, matará al Viejo. O sea un vergueo. Llamo a mi primo Ricardo, y le pido prestado el dinero. El primo Ricardo me lo presta, pero antes me mete mano. Voy a buscar al Viejo a Villanueva, pues allí tienen al Viejo. Un cuate con cara de maleado me recibe el dinero y me entrega, sin visibles rasguños, a mi papá, con sus arrugas y sus placas neuríticas. Ahuevada.


21 y 12 y 2013

Se escapa el Viejo otra vez. Pero en la noche me llama mi amiga Tiki, para decirme que el viejo está en el Megaconvivio Elektro de Bravha. ¿Cómo ha llegado allí, sin dinero y sin vehículo? Son los misterios del alzheimer. Me dice que me lo traerá a casa más tarde. Pero no tardés mucho, le digo: tiene que tomar su medicamento. Viendo SUPER FUN NIGHT.


22 y 12 y 2013

Tiki me trajo al Viejo bien tarde. Se había tomado como tres pepas de éxtasis,  estaba hasta el culo.
           
En su felicidad hasta quería saltar por la terraza.
           
Me preocupa que el Viejo salte un día por la terraza.
           
Leyendo un texto del (autollamado) escritor y (autollamado) periodista Maurice Echeverría sobre las teleseries que ha publicado en una edición de la revista (autollamada) ContraPoder que me roló mi amigo Quique.
           
El texto nos muestra a un Maurice Echeverría más pedante y esnob de lo usual, en donde habla del “boom bestial–mercantil de las series”, la “suburbia teleserial” y “el estado televisivo de la adictiva hipernarratividad”. También habla de “la emergencia de las sectas seriófilas, compuestas paradójicamente por intensos individuos catatónicos” y “del acto de ver las fábulas más inquietantes, animales, ruinosas y atrofiadas, con la misma indiferencia embriagada con que un policía observa a un psicópata desde detrás del vidrio–espejo en una cámara geiser.”
           
¿Quién se cree este serote de Maurice Echeverría? ¿Qué sabe él de la pureza que yo encuentro en ver un capítulo y luego otro capítulo y luego otro capítulo (de una serie como HOUSE OF CARDS, que NETFLIX ha puesto generosamente en las manos trémulas de esta humilde telespectadora)? Muero y vivo en cada capítulo.

Y eso es muy profundo.
           
Ojalá y algún día le de alzheimer al ignorante de Maurice Echeverría.


23 y 12 y 2013

A mí también me dará alzheimer. Entonces veré todas mis series favoritas, con la lengua de fuera, delante de un televisor apagado. Viendo DOWNTON ABBEY.


24 y 12 y 2013

Hoy es Nochebuena. Como en cada Nochebuena, veo series del pasado. Nunca desestimo las series del pasado (como: THE X FILES, ALFRED HITCHCOCK PRESENTS). En la tarde una tía pasó a visitar al Viejo. No la reconoció, por supuesto. Ella salió llorando del apartamento.


25 y 12 y 2013

Anoche pasamos las doce en el Árbol Gallo con mi viejo. Otro fiasco. No hay pavo este año. Pedimos McDonald´s. Le he regalado a mi padre un rompecabezas. Él no me ha regalado nada a mí. Me siento sola. CALIFORNICATION.


26 y 12 y 2013

Ver tele es más real que ir a trabajar. Lo que pasa en las series es más real que lo que ocurre allá afuera. Mi gata está de acuerdo conmigo. PARKS AND RECREATION.


27 y 12 y 2013

Luego de ver durante doce horas la finiquitada DR. HOUSE, he ingresado a una especie de Estado Alterado Televisivo.


28 y 12 y 2013

Fue mi amiga Tiki la que me enganchó en mi infancia a mi primera teleserie, que se llamaba MY SO–CALLED LIFE, con una incipiente Claire Danes, a quien ahora sigo viendo, muchos años después, en HOMELAND. He pasado, verán, por toda clase de materiales de ficción televisiva, en cualquier género y formato, drama y comedia, o dromedia. Momentos exaltados que he tenido viendo SIX FEET UNDER, THE OFFICE, CSI, y hasta TRUE BLOOD. 


29 y 12 y 2013

Tal vez el cerebro se ha cansado de que le digan qué putas hacer, y eso es el alzheimer. CRIMINAL JUSTICE.


30 y 12 y 2013

Lo único que me consuela es que vienen los premios en enero. Y entre ellos los Golden Globes, con nominaciones a BREAKING BAD, DOWNTOWN ABBEY, THE GOOD WIFE, MASTERS OF SEX. A saber qué muladas va a escribir el tal Maurice Echeverría de los Golden Globes en su columna basura de ContraPoder.


31 y 12 y 2013

El año 2013 termina. El televisario nos ha dejado cosas buenas. Con ganas de explorar VEEP. ¿Dónde está mi Viejo? No encuentro a mi Viejo. Cierro la puerta del balcón. Tengo mucho frío, de repente.


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